“La crisis permite confirmar, paradójicamente, la necesaria presencia de periódicos encaminados a ser garantía de democracia, libertad, ejercicio de la ciudadanía, crítica al poder y, sobre todo, una comprensión de un mundo cada vez más complejo.” - Héctor Alvarado, periodista.
Para nadie es un secreto que los medios de comunicación enfrentan una crisis global derivada de tres principales factores. En primer lugar, la tecnología y las nuevas herramientas digitales han obligado a la prensa tradicional a cambiar sus formatos y adaptarse a la nueva era que avanza a pasos agigantados entre los usuarios. De ahí que, periódicos tan importantes como El País de España y Seattle Post-Intelligencer de Estados Unidos hayan dejado de imprimir para solo quedarse con ediciones en línea.
En segundo lugar, la llegada de nuevos regímenes al poder y nuevas autoridades han tensado la relación con los medios que han sido críticos, dejando de anunciarse si no se habla bien de aquel gobierno. Y en tercer lugar, la crisis económica que viven muchos de esos medios han orillado a realizar recortes masivos de personal o incluso, el cierre de periódicos. Entendiendo la problemática, en 2011 The New York Times apostó por una nueva fórmula y comenzó a cobrar por las suscripciones digitales. Hoy más de 3,8 millones de personas pagan por leerlo, situación nunca antes vista, en sus casi 167 años de historia.
En México, aunque los medios de comunicación siguen siendo uno de los actores más valorados por la sociedad y un espacio crucial para la política, la sociedad muchas veces no está dispuesta a pagar por ese trabajo. Ante esta situación, resulta todo un reto hacer periodismo hoy en día en nuestro país. Sin embargo, en medio de hechos de violencia, inseguridad, corrupción, falsas verdades o verdades a medias de nuestros políticos y gobernantes, es imprescindible contar con medios de comunicación a la altura de lo que la sociedad necesita y lo que la problemática demanda.
Necesitamos un periodismo de calidad que indague, investigue, nos cuente historias, revele hechos y verdades ocultas, que nos ayude a la sociedad a entender mejor lo que está pasando en nuestro país. El periodista Héctor Alvarado en su libro “El Periódico de Calidad” (2010) ve al periódico como ‘una ciudad’ en la que el lector es el ciudadano que espera servicios básicos (informaciones y secciones) infalibles, que constituyan la base de la mejor calidad de vida posible. Confía que el trabajo de los servidores públicos (periodistas, editores y directivos), sumado a su exigencia y aportación, permita construir o consolidar una ciudad (periódico) de vanguardia.
Necesitamos también un periodismo de paz. Ese del que les he hablado en anteriores ediciones. La situación de violencia que vive nuestro país y nuestro estado, requiere de un periodismo comprometido a la construcción de paz y a seguir los postulados de Galtung, experto en el tema de la resolución de conflictos, quien ha trabajado arduamente en el fomento de una cultura de paz en la cual predominen mecanismos pacíficos para resolver problemáticas.
Necesitamos un periodismo ético, sumamente importante en una redacción, que con criterios deontológicos guíe a los periodistas en su labor con valores como la veracidad, independencia, responsabilidad con la audiencia, respeto por las fuentes, servicio a la comunidad y dejar a un lado intereses personales o económicos. Si queremos un mejor país, necesitamos periodismo con estas tres características para que genere un cambio en la sociedad y en quienes toman las decisiones. Pero para ello, tanto las empresas, como los gobiernos y los mismos ciudadanos debemos apostar en esos medios para que puedan salir de esta crisis.
* Coordinador de Análisis y Comunicación del PAN Jalisco