En tiempos bíblicos, el pueblo de Israel salió de Egipto en la búsqueda de la tierra prometida; se escaparon del yugo opresor movidos por la aspiración suprema del ser humano: la libertad. El Éxodo.
En tiempos de la 4T, más de 600 Chiapanecos, huyen de su patria, se van a Guatemala en la búsqueda de la libertad, de la seguridad, de que se respete su derecho a la vida. Son otros tiempos y es otro pueblo pero también es El Éxodo.
Al preguntarle al Presidente Mexicano Andrés Manuel López Obrador acerca del tema de esta migración forzada dijo: “No es como lo quieren ver nuestros adversarios, de que haya ingobernabilidad, que predomine la violencia, que sea un caos, que se esté destruyendo el país. México es un país grande y como en todas partes hay conflictos. La Guardia Nacional vigilará la zona y la situación se resolverá pronto”.
Efectivamente México es un país grande; no solo se produjo el desplazamiento forzado en Chiapas; también en otras regiones existe la misma problemática. En Michoacán por ejemplo, varias localidades de los Municipios de Santa María del Oro y de Los Reyes, han migrado contra su voluntad, dejando sus casas, sus siembras, sus escuelitas rurales, su historia, su pasado.
Pueblos enteros han quedado vacíos; son pueblos fantasmas; El Sauz, La Soledad, Santa Rosa, El Santuario; sus habitantes huyeron ante la presencia del crimen que los asedió constantemente, robándoles su cosecha, su ganado, sus comercios, sus viviendas sin que el Gobierno les prestara ayuda significativa. Se robaron su vida.
Esta es la realidad que se vive en muchos rincones de México. Somos víctimas de la violencia y el Gobierno ha demostrado su absoluta incapacidad para prevenirla y resolverla y lo más criticable es su soslayo y minimización y por aún la auto victimización.
Vivimos en constante temor; salimos a la calle con absoluta desconfianza y nuestra familia se queda angustiada hasta nuestro regreso; la incertidumbre de la espera carcome la piel de la tranquilidad.
Cuando alguien se desplaza a bordo de unidades blindadas, con la seguridad de ir resguardado por elementos de las fuerzas armadas que escoltan su vehículo, y que igualmente su vivienda se encuentra custodiada por personal fuertemente armado, difícilmente sentirá lo que sentimos los ciudadanos de segunda, los de a pie, los que carecemos de escoltas, de guardias de seguridad, de soldados, marinos y guardias nacionales.
Por eso es fácil decir que “No es como lo quieren ver nuestros adversarios, de que haya ingobernabilidad, que predomine la violencia, que sea un caos, que se esté destruyendo el país. México es un país grande y como en todas partes hay conflictos. La Guardia Nacional vigilará la zona y la situación se resolverá pronto”.
Los Chiapanecos, los Michoacanos, los Zacatecanos, los Tabasqueños y tantos otros que han huido de sus comunidades y se han ido del país, deben opinar muy distinto de esa peculiar, muy sui géneris manera de pensar del señor Presidente López Obrador.