/ lunes 1 de julio de 2024

El debate de Biden y Trump

Conforme la definición del Diccionario de la lengua española, debatir es discutir un tema con opiniones diferentes.

Sinónimos del vocablo son disputar, polemizar, contender, controvertir, rivalizar, y la idea es precisamente confrontar ideas, con el propósito de prevalecer y dejar una simiente de reflexión y conclusión en el que se encuentra expectante.

El pasado debate entre el Presidente Biden y el ex Presidente Trump, postulados respectivamente por el Partido Demócrata y el Partido Republicano dejó en claro que sí existen ganadores de los debates y más cuando se dedican a controvertir y no solamente a ofenderse mutuamente en una guerra de descalificaciones como sucede en otros eventos similares.

Y no es que se trate de una pelea como el boxeo en la que se puede ganar por nocaut, nocaut técnico o por puntos, sino que el éxito del debate consiste en el convencimiento que se deje en quienes lo presencian , respecto de la postura que deberán asumir -en este caso decidir electoralmente- por uno de los debatientes.

Biden se mostró ineficaz, titubeante, lerdo, y sus indecisiones le costaron caro pues las distintas encuestas de opinión favorecieron por amplio margen al candidato republicano, pese a estar sujeto a un proceso penal que desembocó en su culpabilidad, lo cual supondría un punto débil que sin embargo no fue aprovechado por su oponente.

Trump por su parte dejó ver clara su decisión, su fortaleza, su ironía fina y la precisión de los objetivos de una nueva administración, sin dejar de atacar las debilidades de la administración de Biden, a quien calificó de débil, e incluso se atrevió a llamarlo incompetente y consideró su gobierno como un fracaso.

Fue tan abrumadora fue la impresión de triunfo de Donald Trump, que los miembros del partido demócrata están considerando seriamente el cambio de candidato porque ven comprometido su triunfo en las urnas.

Para desgracia de ellos, no existe alguien capaz y que esté dispuesto a ser postulado para contender contra la avasalladora personalidad del Magnate Trump, quien con su corto pero sustancioso lema “Make America Great Again” ha apabullado cualquier campaña de su oponente.

Se mencionan nombres como el de Michelle Obama, Gavin Newsom el Gobernador de y la Gobernadora de Michigan Gretchen Whitmer como posibles candidatos substitutos, e incluso el de Kamala Harris quien es la actual Vicepresidenta, pero lo cierto es que nadie tiene el empaque suficiente como para poder siquiera advertir competencia ante el indudablemente fuerte candidato Republicano, porque la señora Obama, que pudiera ser una seria contendiente, en el mes de marzo manifestó que no deseaba participar en política.

Hay que puntualizar que Joseph Biden no es oficialmente el candidato presidencial demócrata, sino hasta que se lleve a cabo la Convención Nacional Demócrata que habrá de verificarse en Chicago, Illinois, del 19 al 22 de agosto por lo que sí podría ser removido como precandidato aunque continuaría obviamente en el cargo de Presidente Constitucional solo que ya no buscaría la reelección, que se encuentra permitida en la Constitución Norteamericana.

Si acaso los demócratas no deciden el cambio de su candidato, veremos que sucede en el segundo debate que se llevará a cabo el martes 10 de septiembre entre Biden de 81 años y Trump de 78 en donde los demócratas apostaran todo para la recuperación de la popularidad de su candidato porque la última llamada será en el tercer debate antes de los comicios generales del 5 de noviembre, pero yo creo que si Trump gana el segundo debate, allí quedará casi definido el rumbo, salvo que algo de particular relevancia y gravedad suceda y el hombre que quiere hacer América grande otra vez, volverá a ser Presidente de los Estado Unidos

Conforme la definición del Diccionario de la lengua española, debatir es discutir un tema con opiniones diferentes.

Sinónimos del vocablo son disputar, polemizar, contender, controvertir, rivalizar, y la idea es precisamente confrontar ideas, con el propósito de prevalecer y dejar una simiente de reflexión y conclusión en el que se encuentra expectante.

El pasado debate entre el Presidente Biden y el ex Presidente Trump, postulados respectivamente por el Partido Demócrata y el Partido Republicano dejó en claro que sí existen ganadores de los debates y más cuando se dedican a controvertir y no solamente a ofenderse mutuamente en una guerra de descalificaciones como sucede en otros eventos similares.

Y no es que se trate de una pelea como el boxeo en la que se puede ganar por nocaut, nocaut técnico o por puntos, sino que el éxito del debate consiste en el convencimiento que se deje en quienes lo presencian , respecto de la postura que deberán asumir -en este caso decidir electoralmente- por uno de los debatientes.

Biden se mostró ineficaz, titubeante, lerdo, y sus indecisiones le costaron caro pues las distintas encuestas de opinión favorecieron por amplio margen al candidato republicano, pese a estar sujeto a un proceso penal que desembocó en su culpabilidad, lo cual supondría un punto débil que sin embargo no fue aprovechado por su oponente.

Trump por su parte dejó ver clara su decisión, su fortaleza, su ironía fina y la precisión de los objetivos de una nueva administración, sin dejar de atacar las debilidades de la administración de Biden, a quien calificó de débil, e incluso se atrevió a llamarlo incompetente y consideró su gobierno como un fracaso.

Fue tan abrumadora fue la impresión de triunfo de Donald Trump, que los miembros del partido demócrata están considerando seriamente el cambio de candidato porque ven comprometido su triunfo en las urnas.

Para desgracia de ellos, no existe alguien capaz y que esté dispuesto a ser postulado para contender contra la avasalladora personalidad del Magnate Trump, quien con su corto pero sustancioso lema “Make America Great Again” ha apabullado cualquier campaña de su oponente.

Se mencionan nombres como el de Michelle Obama, Gavin Newsom el Gobernador de y la Gobernadora de Michigan Gretchen Whitmer como posibles candidatos substitutos, e incluso el de Kamala Harris quien es la actual Vicepresidenta, pero lo cierto es que nadie tiene el empaque suficiente como para poder siquiera advertir competencia ante el indudablemente fuerte candidato Republicano, porque la señora Obama, que pudiera ser una seria contendiente, en el mes de marzo manifestó que no deseaba participar en política.

Hay que puntualizar que Joseph Biden no es oficialmente el candidato presidencial demócrata, sino hasta que se lleve a cabo la Convención Nacional Demócrata que habrá de verificarse en Chicago, Illinois, del 19 al 22 de agosto por lo que sí podría ser removido como precandidato aunque continuaría obviamente en el cargo de Presidente Constitucional solo que ya no buscaría la reelección, que se encuentra permitida en la Constitución Norteamericana.

Si acaso los demócratas no deciden el cambio de su candidato, veremos que sucede en el segundo debate que se llevará a cabo el martes 10 de septiembre entre Biden de 81 años y Trump de 78 en donde los demócratas apostaran todo para la recuperación de la popularidad de su candidato porque la última llamada será en el tercer debate antes de los comicios generales del 5 de noviembre, pero yo creo que si Trump gana el segundo debate, allí quedará casi definido el rumbo, salvo que algo de particular relevancia y gravedad suceda y el hombre que quiere hacer América grande otra vez, volverá a ser Presidente de los Estado Unidos