El pasado viernes 30 de agosto se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, y en ese marco, cientos de familias e integrantes de colectivos de búsqueda marcharon por las calles de Guadalajara. La manifestación, exigió a las autoridades una solución efectiva y coordinada para encontrar a las personas desaparecidas. Al respecto, insistir en el elefante en la habitación: la situación de desapariciones en el estado ha alcanzado niveles alarmantes, convirtiéndose en una crisis humanitaria que demanda atención urgente. Los datos recientes son estremecedores Jalisco mantiene el triste liderazgo nacional con más de 15,000 personas registradas como desaparecidas de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas .
La situación queda expuesta no solo en el creciente número de casos, sino también en la generalización de la desaparición como modo de operación criminal y en la incapacidad de las autoridades para frenar este fenómeno. Por si eso no fuera poco, la crisis también se refleja en las calles, esas que están llenas de papeletas de búsqueda con miles de rostros de personas cuyas familias esperan volver a verles. Sumado a ello,en los últimos dos años, una de cada cinco protestas en Jalisco ha estado relacionada con las desapariciones. La sociedad civil, especialmente los colectivos de familias buscadoras, ha respondido con valentía y determinación. A propósito de ello, el aumento en el número de colectivos de búsqueda es otro indicador preocupante, ya que previo a 2018 solo existían dos colectivos en Jalisco, ahora hay más de 20. Esto refleja tanto el tamaño del problema como la frustración de las familias ante la inacción gubernamental.
Las autoridades de Jalisco están al límite, superadas por la magnitud de la crisis. La falta de respuesta efectiva se refleja en la ausencia de protocolos de búsqueda adecuados, en la alta incidencia, el enorme número de casos sin resolver, la minimización por parte de autoridades y en su resistencia a atender el asunto de manera integral. La crisis de desapariciones en nuestro estado es un desafío que requiere la acción coordinada de gobierno, sociedad civil y academia. Solo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido podremos esperar ver una reducción en estas cifras alarmantes y brindar esperanza a las miles de familias que buscan incansablemente a sus seres queridos, porque aunque muchos se nieguen a verlo, sigue siendo una herida que supura.