El día de muertos los tapatíos visitan los panteones de Guadalajara como se ha acostumbrado en épocas precolombinas desde la colonia hasta llegar a nuestros días.
Los panteones en Guadalajara tienen un lugar muy especial en el corazón y en el recuerdo de las personas que un día sepultaron a sus seres queridos, donde la muerte no avisa, pero todos los seres humanos como parte de la ley de la naturaleza tenemos un principio y un fin, no muere el que no nace, la muerte representa todo un misterio de creencias, de fe religiosa, así como pensar si existe vida después de la muerte.
En Guadalajara la muerte se celebra con los altares de muertos, se enciende una vela o un cirio para alumbrar el camino del ser querido que perdió la vida y que busca su descanso eterno, así como la paz en la eternidad, las flores de cempasúchil adornan los panteones, las calles de la ciudad y en muchos hogares con el recuerdo del ser que se fue y nunca más volverá a transitar por la realidad de la vida, porque según las creencias, el difunto transita por otros caminos en ese mundo de los muertos.
Las calaveras de azúcar, el pan de muerto, las flores de cempasúchil, los altares de muertos, son parte importante de la cultura de los mexicanos, con la creatividad poética y literaria se realiza poesía en la construcción de versos a personajes de la política, del deporte, recordando a Guadalupe Posadas que en tiempos de Don Porfirio Díaz tuvo el talento de crear a la calavera garbancera después llamada “La catrina”.
Un paseo de los tapatíos es el de ir al parque Morelos donde se encuentra la feria del cartón con los caballitos de madera, así como máscaras, muñecas de cartón, calaveritas y ataúdes de azúcar a los que se les pone el nombre de personas, así como una gran variedad de dulces y comida.
Los tapatíos al llegar a los panteones entre ellos el de Mezquitán y el Panteón Guadalajara conocido también como panteón nuevo, se encontraron con la tragedia de su vida, profanación de sepulcros, tumbas destruidas, exagerada basura, falta de vigilancia, como es el caso de la Familia López Dávila que al visitar a sus difuntos en el Panteón Guadalajara la tumba de sus seres queridos esta destruida, hicieron un reclamo al Administrador del Panteón porque ellos año con año pagan el impuesto de conservación de la tumba de su propiedad, sin obtener una respuesta positiva ante el vandalismo que se ha apoderado de este Panteón Municipal que pertenece a los ciudadanos de Guadalajara.
La tradición del día de muertos ha sido declarada por la UNESCO, como patrimonio de la humanidad, esta tradición se debe de conservar recordando siempre a nuestros seres queridos, de esta forma se hace que no mueran, porque los muertos mueren con el olvido, por lo que mientras se les recuerde estarán vivos en las enseñanzas que dejaron a las generaciones, y ese ser que un día se fue, en este misterio de la muerte deja con su ejemplo una escuela de vida que replicamos con las palabras que nos caracterizan “como decían mis padres” en fin la memoria tiene recuerdos.
Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara, Miembro de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho. Capítulo Jalisco.
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