El asertividad es una habilidad social que nos permite expresar nuestros derechos, opiniones, ideas, necesidades y sentimientos de forma consciente, clara, honesta y sincera sin herir o perjudicar a los demás.
Para que cualquier relación que mantengamos nos resulte cómoda, satisfactoria y sea saludable, necesitamos sentir que somos respetados y valorados, pero esto, aunque pueda parecer que depende de los demás, en realidad, depende de nuestras habilidades sociales, es decir, obedece más a nuestros recursos, nuestra capacidad de gestionar las emociones, nuestras creencias y a nuestro modo de respuesta en la interactuación con los otros.
No es tan extraño encontrar que, muchas personas, tienen dificultades para decir lo que piensan, para expresar sus opiniones o sentimientos, para decir que no, para agradecer un elogio, para expresar alguna cuestión en la que no están de acuerdo, para pedir un favor, o, por el contrario, cuando algo no les gusta, para no reaccionar desproporcionadamente o de manera injusta.
Estas dificultades a la hora de relacionarnos con los demás, constituyen uno de los motivos más frecuentes de consulta, ya sea como un problema en sí mismo o subsidiario del motivo principal. Es bastante frecuente que, estas carencias en el ámbito de las habilidades sociales, se presenten acompañadas de problemas de autoestima, ansiedad, depresión o de relación con los demás (familiares, pareja, compañeros de trabajo…). Y, en el trasfondo de todas estas situaciones problemáticas se encuentra la falta de asertividad.
Estas personas que padecen problemas de asertividad, encuentran por un lado problemas a la hora de marcar sus límites y defender sus intereses y, en el lado inverso, problemas a la hora de respetar los de los demás. El primer perfil de respuesta se denomina pasivo y, en el otro extremo nos encontramos el estilo de respuesta denominado agresivo
Las personas con un estilo de comunicación agresivo tratan de imponer siempre su punto de vista y son incapaces de ponerse en el lugar del otro, no tienen o les cuesta mucho tener en cuenta las opiniones y derechos de los demás, es así como los otros siempre tienen que hacer o estar de acuerdo con su forma de pensar o proceder.
Ahora bien, frente a cualquier eventualidad se sienten irritados y muy contrariados.
Suelen mostrarse ariscos y agresivos si los demás no hacen lo que quieren no aceptan las críticas son incapaces de reconocer sus errores y atacan a los demás si se muestran en desacuerdo o no se sienten apoyadas.
En ocasiones, y más tratándose laboralmente de los subalternos, casi exigen que los demás les alaben y admiren continuamente porque siempre sus opiniones son las más atinadas y no reconocen sus errores, el tono de voz es elevado, mirada desafiante y actitud provocadora y arrogante, haciendo con ello crear temor para que les aplaudan todo lo que ellos dicen, desde luego que hay personas que tratan de evitarlos y solo les dan el avión o por su lado.
En otro orden de ideas, por el contrario, las personas asertivas defienden sus derechos y sus intereses, respetando en todo momento también los derechos e intereses de los demás, tienen la capacidad y humildad de ponerse en el lugar del otro, no buscan ganar en los conflictos, sino llegar a un acuerdo, siendo capaces de hablar tranquilamente y de forma clara, sin imponer su criterio, su communication es fluida, además, son honestas, expresan con tacto y sinceridad sus emociones tanto positivas como negativas, son responsables y aceptan sus aciertos y sus errores.
Finalmente, son capaces de reconocer que pueden estar equivocados y de cambiar de opinión o pedir disculpas si la ocasión lo requiere, saben decir no, poseen una buena autoestima y tienen seguridad en sí mismas, tienen control emocional, son capaces de hacer sentir a los demás, valorados y respaldados. Aparte, pueden resolver equívocos sin conflicto, y frenar y desarmar a las personas que les tratan de agredir de alguna manera, son capaces de recibir de forma sincera elogios o halagos y de darlos a los demás.