Todos los inicios son difíciles. En el momento actual, en México una multitud piensa que Claudia Sheinbaum representa la continuidad del lopezobradorismo. Como oferta de campaña, la hoy presidente de México ofreció y se comprometió a construir el segundo piso de la cuarta transformación. No obstante ello, retomo e destellos filosófico de Heráclito quien sentenció que ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos. Este famoso aforismo del filósofo jónico hace alusión al cambio. Y cómo no va a hacerlo si el efecto principal del agua es la transformación de todo lo que toca. Y la política es más dinámica, voluble, cambiante, vulnerable e inestable que el agua.
Las primeras semanas han dado cuenta del difícil trance de enfrentar la reforma al poder judicial heredada del sexenio anterior, con indicaciones rígidas y la necesidad de solventar la elección de nuevos integrantes del poder judicial. Escudada por el poder legislativo y la mayoría en ambas cámaras, la misión ha sido atendida y en junio de 2025 veremos si se logra estabilizar las crisis derivadas de las controversias constitucionales, la oposición de adversarios y la de los propios trabajadores del poder judicial, o la descomposición se convierte en un eterno frente abierto de descalificación, debate y amenaza de reforma en caso de no ganar la elección intermedia de 2027, situación que conlleva atravesar el proceso de revocación de mandato que nuestra constitución contempla a realizarse en ese mismo año.
Las conferencias matutinas, antes conocidas como conferencias mañaneras, hoy, conferencias del pueblo, resisten el desgaste de ser aquí si, más de lo mismo, con un formato que perdió lo fresco, que no sorprende ni da curiosidad sino que por momentos obliga a comparar entre López y Sheinbaum y hasta ahora, el saldo para la presidente de México sigue siendo en deficit ante su antecesor, que fue más espontaneo, ligero, carismático y bien recibido en su exposición que ella. Se necesita un cambio de imagen, alegrar la exposición, vitalizar los contenidos, aportar nuevas opciones de retroalimentación digital y renovar el imaginario social.
A diferencia del ex presidente López Obrador, quien transitó 6 años en el centro del escenario protagonizando sin sombras y luciendo pleno, Sheinbaum enfrenta la sombra derivada de un ex mandatario que salió del poder gozando de altísima popularidad, misma que se desvanece poco a poco, que afortunadamente para su causa, se entendió como una desaparición del aparador público necesario para no confundir, para no privar de atención y para permitir que ella pueda cultivar su propia audiencia, ganado adeptos y seguidores, revistiéndose con la imagen, el poder y la percepción de fuerza que tiene la presidencia de la república.
Es poco tiempo aún para evaluar a profundidad, pero no deja de encender una luz amarilla el factor Omar García Harfuch, secretario de seguridad federal, que se vislumbra como el hombre poderoso de la administración de Sheinbaum, el favorito, quien tiene la mayor de las responsabilidades y el ojo de México entero esperando que de buenos resultados y cumpla con la alta expectativa que ha dejado su cercanía con el sector militar, su control de todo el aparato de inteligencia gubernamental, su conocimiento de técnica policial y la probada confianza que la presidente le ha depositado en su favor. Trasciende que es él el proyecto de sucesión presidencial, que esta proyectado a convertirse en el garante de continuidad, seguridad y tranquilidad del actual gobierno y eso, ha cobrado tal intensidad que es inevitable de comentar, de revisar, de seguir y de ver como evoluciona. Si, provoca sombra a la actual presidente, pues en política muchos persiguen el futuro e ignoran el presente. Ya veremos.
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