Como sabemos, desde hace décadas, el cáncer es un flagelo en nuestro país y en nuestra ciudad de muchas variables convergentes. Lo cual les ha permitido a los científicos detectar la obesidad, el sobrepeso y el sedentarismo como uno de los factores de mayor incidencia en la aparición de esta enfermedad.
Para el Dr. Juan Antonio Castañeda Cruz “cuando un paciente se somete a una cirugía de pérdida de peso y llega a bajar por lo menos 10 kilos, que no bajan solo 10 kilos, bajan mas; pero en los primeros 10 kilos que bajen se reduce en un 53% la posibilidad de desarrollar cáncer”, acotó Castañeda Cruz en el marco del Día Mundial del Cáncer.
Con una población infantil reconocida como una de las mas obesas del mundo, ya podemos suponer la agudización de los problemas de salud, incluidos los laborales, de la próxima generación de mexicanos, donde la activación física y los hábitos saludables resultan fundamentales para contrarestar ese lamentable fenómeno. Ello explica porque ciudades de naciones desarrolladas o de regiones rurales presenten menos índices de cáncer a partir de una población con el hábito de caminar, hacer ejercicio y encontrar en la activación física un importante recurso para la salud como en el caso de Amsterdam, Tokio e incluso la Ciudad de Oviedo España donde el nivel de longevidad de su población es mundialmente conocido.
Es en Oviedo, donde observé el hábito de caminar para ir al trabajo o practicar la activación en los parques arbolados de esa ciudad del Principado de Asturias en España.
Quiere decir que la política institucional en nuestro país y nuestra ciudad ha fallado en el propósito de incorporar a la población en general a la práctica de un deporte o a la cultura física. Las instituciones promotoras de esos hábitos saludables son generalmente las universidades y las dependencias de Educación Superior pero a la carencia de espacios deportivos en las ciudades mas grandes como Guadalajara, se ha sumado una especulación urbana en la cual non resultan rentables los espacios públicos arbolados y los senderos naturales al alcance de las densas poblaciones urbanas.
Ello implica, la imperiosa necesidad de concatenar los espacios abiertos y públicos con la activación física promovida desde las escuelas, los medios de comunicación, las iglesias y, por supuesto, las instituciones de salud pública como el IMSS, el ISSSTE y las grandes empresas privadas y paraestatales como PEMEX, CFE o TELMEX.
No obstante, y mas allá de las prioridades presupuestales en las cuales no se incluye la salud, el factor lacerante de la inseguridad nos impide observar núcleos familiares o individuales caminando o trotando en los parques, los camellones o la vía pública. Por el contrario la inseguridad urbana tendríamos que considerarla una de las causas para que nuestros tapatíos como el resto de los mexicanos, no estemos haciendo la mínima actividad física para evitar una próxima generación de ciudadanos obesos, sedentarios y por lo tanto, candidatos al padecimiento del cáncer en todas sus expresiones que van desde el de próstata, colon, riñón, endometrio y de mama de acuerdo a los expertos del Instituto Jalisciense de Cancerología.
Mtro. Carlos M. Orozco Santillán
Académico de la Universidad de Guadalajara