Dr. Jorge Chaires Zaragoza*
La participación cada más activa de las fuerzas armadas en muchas de las actividades de gobierno, ha comenzado a despertar mucha desconfianza entre la ciudadanía, no solo por alto riesgo de violaciones a los derechos humanos y la falta de rendición de cuentas de su actividad, sino por la posibilidad de que llegue a la presidencia de la República un mando militar, como lo llegó a expresar el secretario de gobernación Adán Augusto López, no sé si de manera imprudente o con toda la intención; me inclino por la primera.
De acuerdo con el informe de Latinbarómetro 2021 a la pregunta: ¿Apoyaría Ud. a un gobierno militar en reemplazo del gobierno democrático si las cosas se ponen muy difíciles, o no apoyaría Ud. en ninguna circunstancia un gobierno militar?, prácticamente la mitad de la población mexicana dijo que apoyaría un gobierno militar.
Entre los países con el mayor porcentaje de la población que contestaron que en ninguna circunstancia apoyaría un gobierno militar se encuentran Costa Rica, un país que no tiene ejército, con 88%. En segundo lugar, Venezuela con 80%, que vivió un golpe de Estado con Hugo Chávez. Le siguen, Panamá 74%, Chile 72% y Uruguay 70%; los dos últimos países con el mayor índice de bienestar en todo América Latina.
En México, el porcentaje de la población que contestó que en ninguna circunstancia apoyaría un gobierno militar es tan solo de 55%; es decir, prácticamente la mitad de la población sí apoyaría un gobierno militar, lo que nos debería preocupar, por el gran poder que este gobierno le está dando a las fuerzas armadas.
Es de esperarse que ante los preocupantes índices de inseguridad y la inactividad del gobierno federal frente al crimen organizado, derivada de una ingenua y fallida estrategia de “abrazos y no balazos”, la población desee un gobierno fuerte y enérgico, por lo que pudiera considerar como una alternativa al ejército o la marina, sobre todo, porque son las instituciones mejor evaluadas, muy por encima de los políticos, partidos políticos, jueces y todas las instituciones de seguridad pública.
El artículo 82, fracción V, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dispone que para ser presidente de la República se requiere no estar en servicio activo, en caso de pertenecer al ejército, seis meses antes del día de la elección.
Los miembros de las fuerzas armadas también pueden tener anhelos de llegar a ser presidentes de la República, basta que se separan del servicio activo seis meses antes; la posibilidad está y los riesgos también.
Integrante del Observatorio sobre Seguridad y Justicia del CUCSH y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.