A finales de mayo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, realizó una gira por el norte del país, para supervisar la construcción de las carreteras Badiraguato-Parral que conectaría el estado de Sinaloa y Chihuahua, así como el Eje Interestatal que unirá Durango-Culiacán. En esta zona, donde se unen los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, se caracteriza por tener una de las mayores concentraciones de cultivos de marihuana y amapola; conocida como el “Triángulo dorado”, desde finales de la década de los 70 por el gobierno de EE.UU., en relación al triángulo dorado asiático: Birmania, Laos y Tailandia, 3 de los mayores productores de opio en el mundo.
Cabe destacar que la camioneta de la prensa que sigue las actividades del presidente López Obrador fue detenida en Badiraguato, Sinaloa, en la carretera que comunica con Guadalupe y Calvo, Chihuahua, por un convoy de 10 hombres que sujetaban armas largas tipo AK-47 (cuernos de chivo), quienes preguntaron al conductor a dónde se dirigían y si viajaban armados; al saber que la comitiva se dirigía al evento del presidente, les dejaron pasar. El presidente fue cuestionado al día siguiente sobre este evento, a lo que respondió “No pasa nada, no pasó nada afortunadamente”, minimizando el hecho de que civiles armados, presuntamente miembros del crimen organizado, controlan tramos carreteros en el país.
Ésta, es la tercera vez que López Obrador visita la zona cercana a Badiraguato, Sinaloa, lugar que ha sido cuna de famosos narcotraficantes como Ismael “Mayo” Zambada, Rafael Caro Quintero, los hermanos Beltrán Leyva, Joaquín “Chapo” Guzmán, entre otros; en una de estas visitas, se dio el famoso encuentro con María Consuelo Loera, madre del “Chapo” Guzmán, a quien saludó e intercambió unas palabras con ella, durante la supervisión del tramo carretero. Dicho evento no ha sido el único en el que se ha cuestionado la relación entre el presidente con miembros cercanos al narcotráfico; cabe recordar cuando en 2019, ordenó la liberación de Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín Guzmán. Diversos analistas, hacen referencia a que la construcción de esta infraestructura vial, facilitan la movilidad de grupos delincuenciales en esa zona y lograrían una mayor conexión para el trasiego de sustancias, sin embargo, el presidente ha defendido que todas las comunidades deben tener acceso a una vida digna y no ser estigmatizadas, en eso tiene razón.
Sin embargo, estos hechos y las cifras en cuanto a la violencia que vive el país, han derivado en una serie de especulaciones y críticas sobre su famosa estrategia “Abrazos, no balazos”, que desde 2018 cuando llegó a la presidencia, buscó impulsar con el objetivo de pacificar el país, pero contrario a lo esperado, hemos tenido, muchos balazos y nada de abrazos. Mayo fue el mes con más violencia en lo que va del 2022 con un total de 2,472 víctimas de homicidio doloso. Desde del 2020 no se habían rebasado el número mensual de homicidios. De acuerdo con el informe técnico de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, de enero a mayo se cometieron 10,838 asesinatos en el país.
El sexenio de López Obrador pinta para ser el más violento de la historia en el país; la esperanza de una transformación, que en 2018 se nombraba con bombo y platillo en discursos, se ha visto diluida por la herencia de las prácticas sobre cómo ejercer el poder, entre el gobierno y el crimen organizado. Por un lado, es entendible la búsqueda de no derramar más sangre, evitando confrontaciones entre fuerzas armadas y crimen organizado, pero por otro, siguen ocurriendo homicidios, masacres, desapariciones y una serie de delitos que laceran día con día nuestro país. Parece que más allá de transformar, la estrategia es la misma que cuando gobernaba el PRI: administrar el poder (no importa a costa de qué y con quién) para continuar con el proyecto de nación, como lo hemos visto con el Tren Maya, la Guardia Nacional, Dos Bocas, AIFA, entre otros ejes prioritarios de la actual administración.
Nos leemos la siguiente semana con mejores noticias y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.
Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática*