/ lunes 21 de octubre de 2024

17 de octubre de 1953: El día que las mexicanas conquistaron las urnas

El pasado 17 de octubre se conmemoran 71 años desde que las mujeres mexicanas adquirieron plenos derechos políticos, un hito fundamental en la historia de nuestro país que merece ser celebrado y analizado.

Aquel 17 de octubre de 1953 marcó el fin de una larga lucha por la igualdad política que había comenzado décadas atrás. Las reformas a los artículos 34 y 35 de la Constitución finalmente reconocieron a las mujeres como ciudadanas con derecho a votar y ser votadas en elecciones federales. Este logro fue el resultado del esfuerzo incansable de generaciones de mujeres que alzaron la voz y se organizaron para exigir sus derechos. Sin embargo, fue hasta las elecciones federales de 1955 que pudieron ejercer ese voto.

Es importante recordar que el camino hacia la plena ciudadanía fue gradual y lleno de obstáculos. En 1947 se había otorgado el derecho al voto municipal, pero limitado a ese ámbito, por lo que tuvieron que pasar seis años más para que se reconociera a nivel federal, haciendo de México uno de los últimos países de América Latina en dar este paso.

El impacto de esta conquista ha sido profundo y transformador. Hoy contamos con una Cámara de Diputados paritaria y México se posiciona como uno de los países con mayor representación femenina en el poder legislativo. No obstante, aún persisten importantes desafíos para lograr una verdadera igualdad sustantiva.

La violencia política de género sigue siendo una realidad que obstaculiza la participación plena de las mujeres. Los estereotipos y roles tradicionales continúan influyendo en la percepción social sobre el liderazgo de las mujeres. Y en muchos espacios de toma de decisiones, especialmente a nivel local, la paridad aún no es una realidad.

A 70 años de distancia, el mejor homenaje que podemos rendir a las pioneras del sufragio femenino es redoblar esfuerzos para construir una democracia verdaderamente incluyente. Esto implica combatir la violencia política, promover el liderazgo de las mujeres en todos los ámbitos y trabajar por una sociedad donde la igualdad de oportunidades sea la norma y no la excepción.

El voto femenino no fue una concesión, sino el reconocimiento de un derecho fundamental largamente negado. Sigamos sumando a esa lucha continuando el trabajo por una participación política plena y efectiva de todas las mujeres mexicanas.

El pasado 17 de octubre se conmemoran 71 años desde que las mujeres mexicanas adquirieron plenos derechos políticos, un hito fundamental en la historia de nuestro país que merece ser celebrado y analizado.

Aquel 17 de octubre de 1953 marcó el fin de una larga lucha por la igualdad política que había comenzado décadas atrás. Las reformas a los artículos 34 y 35 de la Constitución finalmente reconocieron a las mujeres como ciudadanas con derecho a votar y ser votadas en elecciones federales. Este logro fue el resultado del esfuerzo incansable de generaciones de mujeres que alzaron la voz y se organizaron para exigir sus derechos. Sin embargo, fue hasta las elecciones federales de 1955 que pudieron ejercer ese voto.

Es importante recordar que el camino hacia la plena ciudadanía fue gradual y lleno de obstáculos. En 1947 se había otorgado el derecho al voto municipal, pero limitado a ese ámbito, por lo que tuvieron que pasar seis años más para que se reconociera a nivel federal, haciendo de México uno de los últimos países de América Latina en dar este paso.

El impacto de esta conquista ha sido profundo y transformador. Hoy contamos con una Cámara de Diputados paritaria y México se posiciona como uno de los países con mayor representación femenina en el poder legislativo. No obstante, aún persisten importantes desafíos para lograr una verdadera igualdad sustantiva.

La violencia política de género sigue siendo una realidad que obstaculiza la participación plena de las mujeres. Los estereotipos y roles tradicionales continúan influyendo en la percepción social sobre el liderazgo de las mujeres. Y en muchos espacios de toma de decisiones, especialmente a nivel local, la paridad aún no es una realidad.

A 70 años de distancia, el mejor homenaje que podemos rendir a las pioneras del sufragio femenino es redoblar esfuerzos para construir una democracia verdaderamente incluyente. Esto implica combatir la violencia política, promover el liderazgo de las mujeres en todos los ámbitos y trabajar por una sociedad donde la igualdad de oportunidades sea la norma y no la excepción.

El voto femenino no fue una concesión, sino el reconocimiento de un derecho fundamental largamente negado. Sigamos sumando a esa lucha continuando el trabajo por una participación política plena y efectiva de todas las mujeres mexicanas.