El tiempo pasa y sólo llegan promesas de campaña cada tres años, pero del progreso a la comunidad de El Chimo en Puerto Vallarta a cuenta gotas se aprecia y en más de 20 años que el personal del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) realiza inspección de las casillas de difícil acceso, el panorama no cambia.
A esta comunidad es raro que llegue algún aspirante a un puesto de elección popular, sólo arriban quienes quieren llegar al Congreso, de los de Gobernador prácticamente ninguno ha llegado hasta ellos, salvo las imágenes de la propaganda política.
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Las demandas de los últimos 20 años de esta comunidad que vive de la pesca es la construcción de un embarcadero para que lleguen más turistas o ellos mismos puedan salir al mar con mayor facilidad, pero no avanza o no se ven avances, cada elección se ve la misma estructura que hay desde el 2005.
Los habitantes de esta comunidad ven como llegan algunos representantes a ofrecerles mejoras a su hábitat a hacer promesas de llevarles el progreso, pero sólo es durante las campañas, después de la elección no se les vuelve a ver o son contadas las vueltas que dan para ver en qué se avanza, lo poco que se ha hecho.
Si no fuera por la telefonía de línea o satelital no podrían comunicarse a ninguna parte porque las señales de celular no llegan o se bloquean con la columna de montañas que los rodean y funcionan como una enorme barrera natural que bloquea que llegue por lo menos una línea de la señal celular.
Carmen Soto, residente de esta comunidad menciona que el tiempo parece ser que no pasa y se tiene carencia de “muchas cosas, estamos olvidados, no tenemos ni un parque sito ahí a la entrada junto a la escuela, vienen los candidatos y nos prometen mientras pasa la elección”.
Uno de los riesgos de esta comunidad es durante las lluvias ya que al ser la parte baja de la montaña “nos podemos inundar, el año pasado me llené de agua, estoy ahí al paso del borde del río pero mis hermanos perdieron todo aquí en donde estará la casilla, fueron tres casas”.
Pero también en las lluvias cambia la vida, se va la luz, los teléfonos no funcionan y sólo se puede encender velas para alumbrar su vivienda en las noches, pero en el caso de si llega un huracán “me da mucho miedo, nos quedamos sentados, yo en el comedor de mi casa viendo como pasa el río y el aumento de su caudal, el viento da mucho miedo”.
Así entre incertidumbre, zozobra y miedo ven pasar su vida año con año y de avances poco, algunas calles ya se empedraron, la mayoría son de tierra que se vuelven intransitables después de cada lluvia porque son puro lodo y se hacen baches que no se ven con el agua o baja troncos y piedras del cerro.